Por: Dr. Rosendo Camargo Mora, Individuo de Número Sillón No. 14

Al iniciar la lectura de mi disertación de bienvenida al Dr. Carlos Francisco Espinoza  Jiménez, a la Academia de Mérida, como Miembro Correspondiente  Estadal  en el área de las Ciencias Físicas. Matemáticas, Naturales, Químicas de la Salud y Tecnología, debo dejar constancia de la actualidad y relevancia del tema que eligió para su discurso de incorporación, Gases de Efecto Invernadero.

Sin temor a equivocarme, me atrevo afirmar que todos los presentes, en algún momento hemos oído del Calentamiento Global del planeta tierra, que está derritiendo los glaciares de los polos, elevando el nivel de los océanos, que ha afectado el régimen de los vientos, amenazando con la migración de las lluvias hacia otras latitudes, pudiendo convertir en desiertos, tierras  cultivadas.

Este fenómeno de calentamiento mundial, percibido, especialmente, en la subida del nivel del agua en las zonas costaneras, se puede observar en nuestras montañas, mirando la Sierra Nevada que la circunda, y comprobar que las cantadas nieves eternas, desaparecieron, por lo que es difícil imaginar que en 1897, los campesinos de la Sierra, recortaban en la Aguada, bloques de hielo, que transportaban  sobre sus espaldas, para hacer el “mantecado francés”, que se ofrecía en “La Glaciére” de Paul Gazzotti, según nos lo narra Rafael  Cartay en su libro “La Mesa de la Meseta”.

Esta elevación de temperatura, según nos explicará el Dr. Carlos Espinoza, se debe a una capa de gases, acumulada en la atmósfera, en proporciones anormales por manejos inadecuados de los procesos naturales  que los científicos han bautizado con el nombre de “Gases Efecto Invernadero”, que yo llamaría, en mi lenguaje coloquial, propio de mis escasos conocimientos sobre el tema, como la tripleta del desastre, porque son tres, los que más aportan para conformar  ese cascarón, casi ingrávido: el CO2, Anhídrico Carbónico que expulsamos al respirar, el Metano (CH4) y el Oxido Nitroso (N2O) , presente en  las excretas y sub producto de procesos industriales, de la combustión de fósiles, de los incendios y de los cultivos.

La capa donde se concentran estos  tres gases, conforma un escudo donde rebota una gran proporción del calor que irradia la tierra, después de ser calentada por el sol, impidiendo su disipación al espacio, de tal manera que cada nuevo día que calienta el sol, se produce un nuevo aporte, acumulativo sobre el anterior, que va incrementando las temperaturas en todo el orbe.

Esta lenta subida de temperatura, acortará, con igual lentitud, los inviernos en los hemisferios, adelantando la primavera, y las aves migratorias se desconcertarán, confundidas con los nuevos avisos de partir, diferentes a los marcados en su reloj biológico, y aquellas bandadas de patos Guaruríes que surcaban sobre Mérida, en los años cincuenta del siglo pasado, puede que no vuelvan, nunca más.

Señor Presidente de la Academia, Señores todos, permítanme en este instante, hacer un paréntesis para traer a colación un recuerdo de mi niñez, cuando fui colegial en el San José de Mérida, en la década de los cuarenta, cuando bajábamos del edificio del Colegio, que aún existe, por un corto túnel  hacia los predios del estadio Lourdes, para practicar en esos campos, nuestras habilidades futbolísticas. En primera instancia, pasábamos al borde de una huerta que suplía algunas hortalizas para la comida de los internos y luego, caminábamos al lado de la piscina y finalmente accedía-mos a los estadios de fútbol y beisbol. En algunas oportunidades, observé, colocada a cierta altura sobre la piscina, un enmallado horizontal  de cuerdas, separadas como a veinte centímetros, libres de deslizarse en los cruces de la cuadrícula que formaba la malla. Al borde de la piscina, había  un poste con luminarias que se reflejaban en la superficie del agua, cuando se encendía por la noche.

Quizás, coincidiendo con las lluvias del Llano y el  otoño en los países nórdicos, pasaban sobre  la ciudad de Mérida unas bandadas de patos, que presumo, se dirigían a  un punto indeterminado de la inmensidad del Llano Venezolano,  que  se anunciaban con un grito característico y repetitivo, mientras volaban, que sonaba como Guaruríes. Por eso, los llamábamos así, los patos Guaruríes.

Al cruzar la bandada, de noche, sobre la piscina enmallada, se precipitaban en picada hacia la engañosa laguna, cerrando sus alas para asegurar el descenso, logrando pasar, muchos de ellos, entre la floja trama de la malla, para quedar atrapados, pues para remontar el  vuelo, nuevamente, debían extender las alas  y con esa envergadura, no cabrían por los huecos de la malla. Ahora, ante el “calentamiento Global”, se me ocurre que de manera similar, traspasan los rayos solares la capa de gases de invernadero, incidiendo sobre la tierra y al calentarse esta, irradiaría, parte del calor hacia la atmósfera, a menos que la acción fuese bloqueada por la coraza de gases de invernadero, que la envuelve y refleja nuevamente hacia ella.

La aparición de los tres gases, es tan antigua como la aparición de la vida en la tierra, pero la cantidad de ellos, crece con el aumento de los agentes emisores: el aumento de población, la agricultura, los incendios, la combustión y la industrialización.

Por el año de 1558, la meseta de Mérida, pudo estar deshabitada, quizás existían algunos poblados indígenas, integrados por pocas personas. No existían cloacas, se cocinaba con leña, se cultivaba el maíz, la yuca y la arracacha. Se criaba el curí, la locha y el loro. Sembraban y tejían el algodón, se cocía cerámica y se ofrendaba a los Dioses el cacao, procesado en vasijas de barro cocido, ante una sierra, nevada permanentemente, que llamó la atención de los primeros expedicionarios, que transitaban por el llano barinés, como nos lo cuenta Fray Pedro Aguado: “en la ciudad de Pamplona del Nuevo Reino habían algunos vecinos, hombres antiguos que habían estado en Venezuela y de ella habían pasado al Reino por la halda de la cordillera y sierra que cae sobre los llanos de Venezuela, en la cual vía habían visto ciertos mogotes o cumbres de sierra, metidas en la propia cordillera, nevados, de suerte que por la mucha nieve que sobre ellos caía y todo el año había, se veía y divisaba desde muy lejanas tierras”. Cuando arribaron los conquistadores españoles, aumentó la población sobre la Meseta y además, trajeron sus caballos, por lo que no es aventurado afirmar que aquí aumentó, sustancialmente, la producción de Metano y de óxido nitroso. Imagino que también aumentó la tala, para construir viviendas y encender hogueras, que junto a la respiración de los nuevos habitantes, incrementaron el Anhídrido Carbónico en la atmósfera, produciendo un aumento de los gases efecto invernadero, en este sitio, pero no en la globalidad de la tierra, pues el aumento de población sobre la Meseta, se compensó por el descenso de la misma en Tunja, de donde habían salido los expedicionarios. Por tanto, la producción global de gases, no se vio afectada, si suponemos que los recién llegados, conservaron los hábitos de vida que practicaban en su lugar de origen.

Pero el mestizaje no conservó esta compensación; de España, salió uno y en América, se multiplicó. Todo aumento de población, a nivel mundial, podría generar un incremento en el volumen de gases efecto invernadero, a menos que procesos químicos y físicos, disgreguen esos gases en componentes inertes. Sin embargo, las condiciones sanitarias de esa época, sin agua corriente, sin alcantarillado, generaba una tasa alta de mortalidad, logrando compensar así, el alto índice de natalidad, para mantener, un crecimiento lineal de la población mundial.

Consultando en Wikipedia, la población mundial cuando se fundó Mérida era de 600 millones y su crecimiento siguió en progresión aritmética hasta el año 1800, cuando alcanza los mil millones, es decir, un incremento de dos millones por año. Luego, entre los años 1800 y 1900, la población se incrementa a 1500 millones, creciendo a un promedio de cinco millones por año, lo que represen-ta una variación muy grande, si se compara con los siglos anteriores. Este cambio, en la rata de crecimiento de la población, por año, representa la transición de una progresión lineal a una expo-nencial, para describir el fenómeno poblacional.

Para esas fechas, al comparar las temperaturas promedio de la tierra, medidas al inicio y final del siglo, se  notó  un ligero incremento.  Coincidieron, estas mediciones con las repercusiones del In-forme de la Condición Sanitaria de la Población Obrera, realizado por Edwing Chadwick en 1842, en Inglaterra, abogado, prestado a la ingeniería ambiental, quien dirigió la Comisión Metropolitana del Alcantarillado de Londres en 1848. En dicho informe se hizo énfasis en que la causalidad de las enfermedades era la falta de higiene. Sobre el particular, en el artículo de  José Luis Ramos Gorostiza. Universidad Complutense de Madrid, intitulado, ” Edwin Chadwick, el movimiento británico de salud pública y el higienismo español”, opina: “No era sólo una cuestión técnica, de infraestructuras de alcantarillado y agua corriente, sino que a través de la mejora del ambiente urbano se pretendía  prioritariamente la estabilidad social y la moralización de las clases obreras, además de la consecución de ciertos beneficios económicos.”

Un poco antes, Lemuell Shattuck,  maestro de escuela, historiador, político y aficionado a las estadísticas, hasta el punto de escribir la historia del poblado Concord, donde residía, basándose en los registros municipales y los de las Iglesias, fue designado por la legislatura de Massachusetts, en 1850, Secretario de la Comisión encargada de llevar a cabo una encuesta sanitaria en el ámbito regional y emitir recomendaciones. 

El Dr. Ronald Evans, Médico epidemiólogo y sanitarista. Profesor de la  UCV y de la Universidad Hispanoamericana de Costa Rica, en un artículo de divulgación, en la revista Wall Street International Magazine, el 28 de Abril del 2018,  refiriéndose a las recomendaciones que propuso  Lemuell  Shattuck,  escribió:  “Ellas se plasman en su informe de 1850, el cual constituye un verdadero plan de salud local y regional, sumarizado en 50 puntos que cubren muy diversos campos de salud pública y personal (incluyen hasta educación para la salud, registro de información demográfica, juntas de salud, etc.) así como una ley sanitaria, todo lo cual serviría de modelo para que años des-pués, fuesen adoptadas por otros.” 

Toda esta reglamentación, enfocó la atención hacia el aspecto sanitario, tan deplorable, en que vivía la clase obrera, durante la revolución industrial, lo que determinó el  mejoramiento del alcan-tarillado, la dotación de agua potable y la reducción de la jornada de trabajo, que era de dieciséis horas,  aún para los niños, desde los seis años, mejorando las expectativas de vida y disminuyen-do la tasa de mortalidad, lo que explica, el repunte del crecimiento  poblacional.

Este aumento de la población mundial, exhalando CO2 y produciendo Metano y Oxido Nitroso, es-tá calentando, peligrosamente la tierra, y los investigadores buscan soluciones para minimizar los daños que puedan derivarse.

El Dr. Carlos Francisco Espinoza Jiménez, nos presenta hoy, el trabajo de investigación, intitulado:

Gases de Efecto Invernadero por Aguas Residuales Municipales en la ciudad de Mérida, Venezuela. Un trabajo experimental, utilizando las mediciones de los efluentes cloacales, sobre el río Albarregas,  con las que ha determinado la cantidad de Metano y Oxido Nitroso aportados por la Ciudad y su contribución al calentamiento global de la tierra. El Dr. Carlos Espinoza Jiménez es Ingeniero Cívil, egresado del Instituto Tecnológico de Santo Domingo, República Dominicana. Obtuvo la Maestría en Obras Hidráulicas, en la Universidad de los Andes, otra Maestría en Ingeniería Sanitaria y del Ambiente, obtenida en Holanda, una tercera Maestría en Ingeniería Sanitaria en Colombia. Es candidato a obtener el Doctorado en la Universidad de los Andes y su labor como docente e investigador en el CIDIAT, le permite traer, a la Academia de Mérida, un excelente trabajo, relacionado con la producción de gases de efecto invernadero, en el alcantarillado de esta ciudad y explicarnos, como la dinámica, torrencial de los ríos Chama y Albarregas, influyen en el tratamiento de los mismos. Por la importancia del  tema y el conocimiento que tiene el expositor, sobre el mismo, me siento honrado, de ser yo el designado por la  Junta Directiva de la Academia de Mérida para estudiar y considerar, un trabajo referente al peligro que nos amenaza, que nos afectará a todos  y cuya previsión, requerirá de los conocimientos de todas las disciplinas, tanto para divulgar el peligro, como  para enfrentarlo. La Academia de Mérida es multidisciplinaria, como aquellos organismos, pioneros de la Ingeniería Sanitaria, que fueron inspirados y dirigidos por el abogado  Edwin Chadwick, en Inglaterra y por el historiador y maestro de escuela, Lemuell  Shattuck, en los Estados Unidos, por eso ,Dr. Carlos Espinoza Jiménez, con la esperanza, que los aquí congregados, poseedores de múltiples y diversos cono-cimiento, se sensibilicen, como personas y como institución, ante el esquivo problema del Calentamiento Global, le doy la bienvenida a esta institución, para que sus estudios nos ayuden a comprender el problema. Señores.

Dr. Rosendo Camargo Mora
Octubre 2019        
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