Por: Dr. Wilver Contreras Miranda

Discurso de Incorporación a la Academia de Mérida como Miembro Correspondiente Estadal.


Atendiendo a la resolución unánime de la asamblea de miembros de la Academia de Mérida del 27 de noviembre del año 2018, donde se me concede el honor de incorporarme  a esta Institución como Miembro Correspondiente Estadal en el Área de las Ciencias Físicas, Matemáticas, Naturales, Químicas, de Salud y Tecnología, de la casa amarilla donde la sapiencia se exalta, la cual se encuentra localizada en el centro tradicional de la ciudad emeritense y de altura y con el faro de luz de la Universidad de Los Andes, las tres, en su contexto, son trilogía que nos trazan la senda para un mejor mañana, y donde la oscuridad, en la cual estamos sumidos en la actualidad, sea vencida por los rayos de luz del sol de la esperanza y cambio en un más grande y cercano amanecer; y con la venia del momento trascendental para mi existencia, debo hacer formal agradecimiento al Gran Arquitecto del Universo, y especial deferencia, al Dr. Fortunato González Cruz, Dr. Roberto Úcar Navarro y Dra. María Eugenia Febres Cordero, por considerar la posibilidad de llegar a ser miembro de tan noble e importante institución; al Dr. Luis Sandia Rondón por la deferencia de sus palabras de recibimiento; y finalmente, al Dr. Elías Méndez Vergara, Dr. Germán Monzón Salas, Dr. Omar Antonio Guerrero y Dr. William Lobo Quintero (†), que entre muchos otros eméritos ciudadanos merideños, han asumido al estado Mérida como parte de su esencia de vida, sueños y trascendencia. En ese contexto, me permito leer el resumen del trabajo ampliado, titulado:Perspectivas del espíritu emprendedor de la sostenibilidad, en el proceso de desarrollo con visión prospectiva de la ciudad de El Vigía y del sur del lago merideño:

El presente discurso es compendio breve de una visión reflexiva ampliada que correlaciona la propuesta del Desarrollo Sostenible o Sustentable promovido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y que en algunas de sus páginas, lo amplia al Desarrollo Humano Sostenible (DHS), como su visión y misión institucional, sin dejar de enmarcarse en su filosofía originaria planteada por Brundtland (1987), como: “satisfacer las necesidades de las generaciones presentes, sin comprometer las posibilidades de las generaciones del futuro, para atender sus propias necesidades”. La dinámica conceptual y pragmática ha permitido complementar las cuatro dimensiones tradicionales de la sostenibilidad propuestas por la ONU (2015), como lo son la Dimensión Social, Dimensión Económica, Dimensión Político-Institucional y Dimensión Ambiental. Éstas al no tener soporte físico, conllevaron a que Domingo Gómez Orea (2008; 2014), incorporara la quinta Dimensión del Territorio. Recientemente, Méndez Vergara (2017), con una visión integradora y sistémica plantea el Desarrollo Humano y Sostenible, y que en el conjunto de todo el contexto antes definido, Contreras Miranda y Owen de C. (2009; 2014; 2018), complementan e insertan en la envolvente de la elipse de la sostenibilidad, la sexta Dimensión Espiritual correlacionada con la propuesta innovadora del Desarrollo Espiritual, Humano y Sostenible. Ese enuncio se fundamenta filosóficamente en que no existe transformación para la trascendencia social, económica, ambiental, político-institucional y territorial de una sociedad, si no existen ciudadanos virtuosos, comprometidos, responsables, solidarios, éticos y moralmente aptos para ascender en conjunto a una mayor escala de beneficios sociales y económicos con fines de trascendencia comunal y global. Es vivir en el precepto más puro la energía del amor, que se enmarca en fortalecer y establecer los valores inmateriales del hombre sobre los valores materiales que, aunque ayudan a la subsistencia y sus necesidades básicas, al día de hoy, se han transgredido los límites de las capacidades humanas, entre otros, al prevalecer los valores de ambición, posesión y dominación con un consumismo y frivolidad desmesurada.

El Desarrollo Espiritual, Humano y Sostenible, es consolidar la dimensión espiritual, en cuyo Omniverso, permite que una determinada sociedad se desarrolle con amor en su dimensión social de manera armónica, respetuosa, solidaria y fraterna; que habita como espacio de vida planificado y ordenadamente en la dimensión del territorio; que disfruta de la dimensión del medio ambiente circundante, conservado y aprovechado eco eficientemente, en plena armonía con la estética particular del paisaje natural; que se desenvuelve en la dimensión económica y financiera de forma sostenible en sus diversas actividades socio productivas; y con la fortaleza de una dimensión político-institucional autónoma y democráticamente dinámica, propositiva y prospectiva en sus objetivos, metas y estrategias de actuación en la práctica social donde la gobernanza y gobernabilidad sea garantía de futuro.

Elevar la plegaria a Dios y su energía divina superior por la participación mayor de los hombres virtuosos, altruistas y comprometidos, será la traza segura para implementar el Desarrollo Espiritual, Humano y Sostenible, posibilitando revertir con probidad, ética y moral ciudadana y profesional la difícil realidad en que ha estado sumido el mundo actual y Venezuela, ésta, en el último decenio; razón por la cual, el cardenal venezolano Baltazar Porras Cardozo (2019), al anunciar de manera reiterada que la grave crisis que desmorona y destruye la venezolanidad, es mucho mayor que la catástrofe social, económica y política que estamos viviendo. Se nos está arrancando a pedazos la dignidad que nos otorga la honestidad, el respeto a la vida y una vida digna producto del trabajo tesorero y respetuoso al que todos los seres humanos tenemos derecho. La corrupción va más allá del apropiarse indebidamente de la decencia, se nos prostituye a lo más abyecto, al comercio de nuestro propio ser. Sobre ese escenario dramático antes planteado, de una realidad incuestionable, mantenemos firme la esperanza de habitar muy pronto nuevos tiempos de vida en una sociedad venezolana mejor. Gil Otaiza (2019), lo ratifica: quienes profesamos la fe, sabemos que somos instrumentos de la divinidad en la ejecutoria del devenir y la historia, de allí nuestra necesidad de aprender la esperanza, de fortalecernos en ella, de buscar aquí y allá la fuerza que nos llega de lo alto para la comprensión de nuestro papel en el mundo, y de cómo hacernos coparticipes en la construcción de espacios más humanos, en los que respeten la dignidad de las personas y sus inalienables derechos que, no por ser universales, son reconocidos y acatados en todo el orbe. Y a modo de exclamación resalta que en Venezuela, los índices de desarrollo humano entre nosotros, son sencillamente una vergüenza planetaria

Sin embargo, expone Saatdzian de López (2012), que nuestro proceso de desarrollo humano no concluye satisfactoriamente si no enriquecemos nuestro espíritu y encontramos a Dios en nuestro recorrido. De ahí que desarrollando valores como la solidaridad y el altruismo, que son básicos para el servicio voluntario y desinteresado hacia los demás, nos convertiremos en mejores personas y comenzaremos a preocuparnos por los demás y a proyectarnos hacia la comunidad que espera de nosotros. Así estaremos cumpliendo con uno de los aspectos más importantes de nuestra misión en la vida, ayudar a otros más necesitados, lo que indudablemente nos llenara de felicidad.

Son esas personas la que en un momento de la historia tuvieron arrojo en medio de grandes dificultades, y vencieron para lograr sus objetivos y traza de vida, por su fe puesta en ellos mismos, plena de esencia espiritual y conectados con Dios. Por ende, el desarrollo y progreso de una sociedad, es producto de la fragua del trabajo y empeñado emprendimiento de sus ciudadanos bajo los lineamientos administrativos de las altas esferas del poder de una sociedad y un determinado Estado. Así se ha construido la historia de los pueblos.

Y es que la historia que define desde los tiempos fundacionales hasta la actualidad el desarrollo y progreso socio productivo y urbanístico del Municipio Alberto Adriani, su ciudad capital El Vigía y sus capitales de parroquias localizadas en el medio rural, es la historia devenida del accionar de la forja de multiplicidad de hombres y mujeres fundamentado en el esfuerzo del trabajo, perseverancia, sacrificio y entrega ciudadana individual y familiar.

Ese espíritu emprendedor visionario y de cambio por un mejor futuro integral del Municipio Alberto Adriani, lo encontramos en el ejemplo, entre muchos otros ciudadanos venezolanos y foráneos ilustres, quienes adoptaron esta grande tierra como suya, que a continuación se nombran sin orden y a criterio de la querencia y admiración que ha sentido y siente aún el autor por cada uno de ellos, solicitando el perdón respetuoso por quienes no se mencionan, pero que permanecen en su cimiento sentimental y espiritual:

Orosmán Rojas (médico veterinario, primer alcalde Municipio Alberto Adriani bajo elecciones directas, emprendedor y empresario venezolano de importantes proyectos desarrollados en el territorio adrianista) y Pepe Rojas (pionero y emprendedor fundador de Asodegaa, promotor principal de Filaca y proporcionó electricidad a El Vigía con una planta ubicada en su aserradero de La Trinidad), que seguidos de Héctor Amable Mora, Oswaldo Finol, Fabio Grisolia, Máximo Rondón, Ángel Ledezma, Ramón Mesa, Nelio Vargas, Néstor Atencio, Asdrúbal Contreras, Luis Finol, Froilán Mora Mora, Teófilo Contreras, Manolo Guerrero y Teresa Tubiñez, fueron y han sido emprendedores, empresarios, agricultores, ganaderos y plataneros; José Dolores Molina (comerciante del Tamarindo, quien trajo la primera planta eléctrica que proporcionó electricidad a el sector el Tamarindo, hoy corazón de Barrio El Carmen); Presbítero José Ignacio Olivares (fundador de la edificación de la iglesia católica de El Vigía); Casiano Contreras Moreno (emprendedor y creador de instituto formación contable); Eliseo Gómez, Elías Fuentes, José Cardozo Perozo, María José Chourio “La Negra Mache”, José Dolores Molina, María de los Santos Solartes “Mamasantos”, José Ramón González, Juan Bautista Sánchez, Juan Francisco Salcedo, Ramona Gavidia, Olga Briceño de Durán, Edmundo Romero, Ernesto Santiago Majo, Elba Rangel, Eligia Játiva Flores, Ángel Atilio Contreras Miranda, Estromiro Nieto, Carlos Rangel Moreno, Carlos Torres Dugarte, Ángel Segundo Contreras, Luis Alfonso Acevedo, Gustavo Araque Rojas, Said Nakar Contreras, Olga de Ferreira, Ilce Coromoto Rondón de Velasco e Yradny Noguera Contreras (emprendedores, profesionales, políticos, educadores y promotores culturales); José Ambrosio Noguera M., Efigenio Ramírez, Teresa Ramírez Mora, Hermes Belandria y Junior Albornoz (emprendedores venezolanos del comercio, distribución de alimentos y hotelería); Humberto Velasco (fundador Grupo Los Ideales y dirigente gremial); Neptalí Romero Bermúdez, Alejandro Gutiérrez Socorro, Luís Sandia Rondón, José Emil Amilkar Contreras Miranda, Brando Suarez Chourio y Douglas Torres Dugarte (educadores universitarios y gerentes de reconocimiento nacional e internacional); José Trinidad Villalobos (empresario de la industria del cine); Guillermo Briceño, Delibrando Varela y Eudes Blanco (educadores y cronistas del municipio); Gregorio Briceño, José “El Pinta” Ángulo, Edwin Valero y Joel Finol (deportistas emblemáticos adrianistas); Marcos Ventosa Cano y Carlos Fumero (comerciantes y emprendedores españoles del calzado, restaurantes y promotores deportivos); Antonio Orfanelli, Ilario Ciarrocchi Vitali, Guido Bizarri y Miguelino Bucci (empresarios y emprendedores italianos de la industria metalmecánica, agropecuaria, alfarería y hotelería); Lájos Deméter Newman  (emprendedor húngaro de la veterinaria en el sur del lago); Joao Norberto Figueira Dos Santos (empresario y emprendedor portugués en la distribución, venta de alimentos y de la construcción); Nerio Díaz, Ender Ochoa, Manuel García y Argenis Hernández (profesionales de la arquitectura e ingeniería); José “Chano” del Carmen González, Julio Romero Bermúdez, José “Gollo” Romero Bermúdez, Alberto Morales, Rafael “Chino” Urdaneta, Jesús de Luzam, Gregorio Barreto, Juan Ramón Reynel Córdoba, Álvaro González, Jesús “Chucho” Sánchez, Pedro Rondón y Dioban Márquez Carrillo (artistas plásticos, poetas y escritores); Efrén Bustos, Alberto Mantilla, Carmen de Villamizar, Marina Sánchez Sánchez, Hidalgo Domínguez, Gabriel Sanabria y Julio Suarez (empresarios y emprendedores colombianos comerciantes, agropecuarios, gastronomía, joyería y de la micro y pequeña industria metalmecánica automotriz, tornería, música, refrigeración, artes gráficas, distribución y manufactura de bombonas de gas); Salim Nakad Hudefi y Salomón Dalal (empresarios y emprendedores árabes sirios del comercio y construcción, siendo el segundo, fundador del cuerpo de bomberos); Jorge Limperopulus, Ángel Boujias y Jorge Calfaniani (empresarios y emprendedores griegos del comercio y construcción); Xiu Lee Wong (empresario y emprendedor chino del comercio, gastronomía y construcción); y para culminar, un justo homenaje a la infinidad de hombres y mujeres adrianistas que con su anonimato hicieron y hacen con sus trabajos modestos y  algunos de grandes exigencias físicas,  labores en la carga y descarga de productos bajo el inclemente sol, los de puestos de venta en bodegas y comercios diversos, los de venta puerta a puerta, los funcionarios públicos que mantienen las instituciones del Estado en medio de una crisis venezolana atroz, el artesano y artista que construye sueños, entre otros, son todos en su conjunto, los pedestales del Municipio Alberto Adriani.   

Por ende, la visión prospectiva y propositiva que debe regir el futuro del Municipio Alberto Adriani para estar inserta dentro de los principios del Desarrollo Espiritual, Humano y Sostenible, debe fundamentarse en la consolidación del triangulo de la eco innovación debidamente contextualizado en la Evaluación Ambiental Estratégica; así como dentro de la concepción de la Integración Ambiental Total (IAt) del Diseño Ambientalmente Integrado (dAI), a su vez integrado a la Ecología Urbana y Ecología Industrial. Ello requiere de un estamento político, económico y social, completamente distinto a la realidad actual que ha venido a desdibujar a Venezuela en los últimos años; es un pacto ciudadano histórico de unión, respeto, accionar estratégico y de trascendencia ciudadana sobre las bases de la democracia, libertad, justicia y un estado de derecho ciudadano y organizacional ético y moral.

Lo emprendedor y el sudor del trabajo en la construcción de logros. El emprendimiento de los ciudadanos que han desarrollado su proyecto de vida de manera exitosa o han encontrado espacio estable ante las más duras adversidades ambientales, sociales y económicas en el territorio adrianista, ha sido producto de la fragua propia de su trabajo individual y familiar, así han obtenido en la menor o mayor medida sus logros. Las herramientas agropecuarias de los zulianos, andinos y colombianos, le ganaron espacio a la espesa e indomable selva sur lacustre, donde germinaron los pastos sobre amplios potreros ganaderos y las plataneras, han entretejido ese territorio como alfombra de verdor que se asusta con la llegada de los fuertes ventisqueros provenientes del Lago de Maracaibo y las crecidas imprevistas de los ríos Chama y Mucújepe; y la maleta del forastero que traía sueños de ver crecer sus proyectos, encontraron fruto en esta tierra de oportunidades. Nada ha sido gratuito, salvo muy pocas, donde la oscuridad no soporta una luz que descubra el verdadero surgir de alguna riqueza indebida que no sea producto del trabajo creador y forjador de futuro.  

Las limitaciones, una aproximación como freno al Desarrollo Espiritual, Humano y Sostenible en el territorio adrianista. No se obvian algunas dificultades que se han generado en la convivencia de sus habitantes en ciertos momentos de su historia, producto del carácter recio y gallardo de su gente que han devenido en dificultades, propiciado por las fracciones políticas e ideológicas; el desenvolvimiento de actividades delictivas vinculadas a la comercialización de productos ilícitos de drogas y estupefacientes; litigios de herencia y propiedad de la tierra, donde las invasiones y expropiaciones acontecidas en los últimos años, han menguado la productividad agropecuaria de la región; la duda ciudadana al posible mal manejo individual o grupal de los bienes y recursos del patrimonio público, que ha frenado la concreción de un futuro mejor del Municipio; y la disminución de la calidad del sistema educativo de la juventud en la entidad municipal adrianista con el deterioro de sus instalaciones y bajos sueldos de sus educadores; y finalmente, el disminuido cumplimiento de las leyes y normas en materia de planificación urbana y comportamiento ciudadano; entre otros.

El único freno que presenta el desarrollo y progreso del Municipio Alberto Adriani es el fraccionamiento en algunos periodos históricos de su sociedad por una mínima expresión de intereses individuales y de una sociedad de cómplices enmarcados en los valores anti éticos y morales, razón por la cual, la educación de calidad con el accionar de hombres y mujeres saludables, con compromiso y trascendencia histórica, debe retornar a las aulas y al conjunto menor de algunos de sus habitantes, que han perdido el ejemplo de sus mejores hombres y mujeres fundacionales de sus raíces adrianistas y vigíenses.

No corresponde juzgar, pero un territorio de tantas fortalezas y oportunidades, con gente valiosa, comprometida y virtuosa, no han podido revertir una realidad que a la vista del transeúnte de propios y extraños de los espacios rurales y urbanos adrianista, no encontrarían respuesta válida a tanto desorden y anarquía en el perfil urbano y perdida de ciudadana en el trajinar diario de sus calles y espacios públicos de encuentro; la pérdida de sus valores patrimoniales construidos y naturales, y la reiterada providencia de pobres actuaciones gerenciales de algunos de sus principales líderes que no han estado a la altura del compromiso político y ciudadano cuando han asumido el poder municipal o de cualquier entidad del Estado venezolano en su territorio.

Por ello, es urgente un pacto histórico ciudadano de los mejores hombres y mujeres, virtuosos y comprometidos con el futuro del Municipio Alberto Adriani, y así definir la ruta de desarrollo sostenible y de progreso en las próximas décadas del siglo XXI. Y es que el Municipio Alberto Adriani, es tierra de oportunidades y de horizontes trascendentales bajo el resplandor del Relámpago de Catatumbo.

PROSPECTIVA, GRATIFICACIÓN Y ESPERANZA

El conglomerado de sentimientos antes descritos, conllevan, como preámbulo,  a culminar en una primera aproximación, por el alto nivel de complejidad, el trabajo titulado “Perspectivas del espíritu emprendedor de la sostenibilidad, en el proceso de desarrollo con visión prospectiva, de la ciudad de El Vigía y del Sur del Lago merideño”, donde el autor considera que hace un humilde aporte a la Academia de Mérida, para cumplir con los exigentes requerimientos para ser aceptado como Miembro Correspondiente Estadal. 

Por consiguiente, realizo notable agradecimiento a la Academia de Mérida al coincidir y retomar el excelso verbo del Dr. William Lobo Quintero (2006), al momento de su incorporación: ha sido voluntad de esta Academia de talentos que yo deba integrarme a ella, la cual hago hoy con la mayor humildad como el publicano en el templo, con la esperanza de que Dios me ayudará a no desmerecer en docta compañía. Un altísimo honor, una gran responsabilidad y una oportunidad para tareas plausibles. A mis cimientos existenciales, mis padres Carmen Edicta Miranda Camacho y Atilio José Contreras Molina (†), a mi compañera y amor de vida Mary Elena, Axel Atilio y Ángel Segundo, mi familia que conforma el conglomerado de mis seres amados, mis amigos y queridos hermanos (QQ:.HH:.), al terruño merideño de la alta montaña y de la planicie sur lacustre, que este soñador y creador de proyectos que procuran la trascendencia emeritense, no los defraudara, porque asume esta grande responsabilidad ciudadana con la Academia de Mérida y a la gloria del Gran Arquitecto del Universo.

Convencido de que la esperanza promisoria se consolidará en el territorio del Municipio Alberto Adriani, el espíritu emprendedor no desfallece, sino que se agiganta al resplandor del Relámpago del Catatumbo sobre la planicie aluvial; la imponencia del puente Chama con fondo de la riqueza de su suelo labrado por manos de forja adrianista en un marco de democracia, libertad, justicia, igualdad, unión, fraternidad y Desarrollo Espiritual, Humano y Sostenible. Es futuro garantizado en el siglo XXI bajo la bendición de la Virgen del Perpetuo Socorro, y como telón de cierre, distinguidos miembros de la Academia de Mérida y asistentes a este acto institucional, permítanme cerrar este momento agradecido a la vida y de mayor compromiso ciudadano, con las palabras del poeta de pueblo venezolano, Andrés Eloy Blanco: “lo que hay que ser es mejor y no decir que se es bueno, ni que se es malo. Lo qué hay que hacer, es amar lo libre en el ser humano. Lo que hay que hacer es saber, alumbrarse ojos y manos y corazón y cabeza, y después ir alumbrando”.

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