Por: Dr. Roberto Rondón Morales

ANTECEDENTE EN LA UNIVERSIDAD MEDIEVAL

Las Universidades en la Edad Media desarrollaron las Facultades de Arte, la de mayor tamaño, especie de Ciclo Básico, Teología, Derecho Canónigo y Civil,  Medicina.Los Rectores, doctores en general,  eran de la Facultad de Artes. Los estudiantes provenían de naciones francesa, picarda, normanda e inglesa,  quienes designaban “Procuradores” para que los representaran. El Rector y los Procuradores administraban libros y pergaminos, que eran la única propiedad, y los pagos por los grados.  Los Papas eran la máxima Autoridad. Hubo grandes protectores como Inocencio III, Gregorio IX y Nicolás II. A pesar de la autonomía y libertad que les concedieron,  mediante  “disposiciones con amor”, controlaron los contenidos, métodos de enseñanza y fuentes de los conocimientos   para evitar la subversión del orden establecido.

Estas  Universidades creadas en conventos, “se  convirtieron en  entes independientes, autárquicos y autosuficientes, con libertad absoluta, lo que las aisló  cada una”. Este modelo papal y real medieval, aristotélico y monástico llegó a América con los españoles, modelo que aun sobrevive.

La Universidad  medieval entró en crisis en el Renacimiento, y durante 3 siglos, lo que dio origen a otros modelos de Universidad. Pero esta adquirió sedes y residencias, calles y parques, cobros y pagos, por lo que hubo una administración más compleja, y la ejercían Consejos de Hacienda o Diputados.

ANTECEDENTE EN EL MODELO ALEMAN

Surgió la Universidad Alemana  de Alejandro Von Humboldt  de Berlín en 1810,     con una concepción de la Universidad como  reflejo de la ciencia,  con  finalidad exclusivamente científica y  separada  de la formación y práctica profesional que se haría en escuelas, gimnasios, politécnicos y otros. Era imprescindible la autonomía y la libertad para pensar sin interferencias del Estado.  La administración la ejercía el Rector y Consejeros. La Autorictas  se asentaba en la Creación Científica, descubrimientos e inventos, generadores de conocimientos.  Este modelo se difundió por el mundo anglosajón

ANTECEDENTE EN EL MODELO NAPOLEÓNICO

En el   Modelo Napoleónico de Universidad,  1806,  la Autoridad era el Estado.

ANTECEDENTE EN EL MODELO LATINOAMERICANO

 El Movimiento de Córdoba  se inspiró  para reformar a  una Universidad atrasada, sectaria, confesional y corrupta, superviviente de la Colonia.  Logró el ingreso libre, la educación popular, la  gratuidad, la exclaustración de la cultura, las cátedras periódicas y por concursos,  las prácticas escolares libres, la democratización y la autonomía política. Pero a la vez,   se comprometió con  corrientes ideológicas  que incluyeron  el antiimperialismo y las   Revoluciones  Mexicana y  Rusia.   Propuso un compromiso universitario  para la emancipación de los países sumidos en dictaduras, explotación  y pobreza,  para la libertad y el  cambio  social,  lo que se instrumentaría con  la creación de los partidos políticos modernos, lo que ocurrió.

Para esto,  la Universidad requería una absoluta autonomía y libertad política     en la sociedad; y en la Universidad  para seleccionar profesores comprometidos con  este propósito,  para  administrar  sus fondos,  y para  la protección de su recinto. Por   analogía, la Universidad sería una República, donde profesores, estudiantes y egresados eran sus ciudadanos, que elegirían a sus Autoridades democráticas,  representativas y alternativas para administrar las funciones académicas, organizativas, administrativas y financieras,  con un  cogobierno. La Autoridad máxima sería el Claustro.

LA EVOLUCION  DEL MODELO UNIVERSITARIO EN VENEZUELA

Los ilustres profesores, redactores de la Ley de Universidades de 1958, hicieron un gran esfuerzo para  diseñar un modelo universitario que acogiera  principios generales del pensamiento universitario del mundo de entonces.

El ambiente político y el espíritu unitario después de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958,  creó  gran solidaridad y esperanza con las Universidades, que eran cuatro públicas y dos privadas en ese año. La autonomía se planteó en primer lugar,  como la base del futuro desarrollo institucional para garantizar que la Universidad fuera el centro de la generación de conocimientos para buscar la verdad y la transcendencia del hombre,  tal como lo planteaba el modelo científico y filosófico alemán de Alejandro Von Humboldt.

En segundo lugar, la autonomía garantizaría   el rol  de formación de los estudiantes para ser  los profesionales y técnicos que necesitaba  la Nación para su desarrollo y progreso. Este criterio lo plantearon el  Cardenal John Henry Newmann (1801- 1890), ideólogo del modelo universitario liberal inglés y Louis Liard (1846-1917) ideólogo  universitario francés, quienes afirmaban que el rol principal de la Universidad es la formacion espiritual e intelectual de los estudiantes, porque de lo contrario, sería un Instituto de Investigación.   “El primer paso en el entrenamiento intelectual es  impregnar en la mente juvenil la idea de la ciencia, el método, principio, sistema, regla y excepción, de riqueza y armonía… con el  objeto de estimular sus poderes para la acción en todas las oportunidades, y evitar una simple repetición de imágenes y de ideas”. “La educación universitaria es para abrir los espíritus de los jóvenes, antes de la especialización inevitable, al espectáculo total de la ciencia, si uno no quiere que sea otra cosa que mano de obra intelectual”. “En las universidades, los jóvenes tomarán los conocimientos necesarios a cada uno de ellos,  para ejercer con competencia y dignidad la profesión que hayan escogido”.

  En tercer lugar, la autonomía sería el pivote sobre el que descansaría esta Universidad para evitar la intromisión en la vida académica, organizativa, administrativa  y financiera de la Universidad de elementos externos, en especial del Estado, origen de muchos males. Se  reconoció  a profesores y  estudiantes  sus sacrificios  para defender  la vida universitaria, su investigación, docencia y la libertad para exponer las ideas. Por  ello,  se asumió plenamente el modelo cordobés,  republicano, y democrático conformado por un pueblo soberano de profesores, estudiantes y egresados,  con autonomía plena para gobernarse, elegir  autoridades y su cogobierno.

LAS ALERTAS TEMPRANAS

Durante la discusión del Proyecto de Ley, se consideraron advertencias, entre otros  de Louis Liard desde medio siglo antes sobre “la subordinación administrativa total al Estado, la autonomía absoluta de los profesores que los hace dueños y señores de las cátedras, el exagerado tamaño de la Universidad de París, la baja calidad de la enseñanza media, el profesionalismo y aislamiento de las Facultades y el gran conservatismo de la Universidad”.

En los discursos  en  la UCV con motivo de la entrega a los universitarios de una copia caligrafiada  de la Ley de Universidades  promulgada el 5 de diciembre de 1958,  por el Presidente Dr.  Edgar Sanabria y el Ministro de Educación Dr. Rafael Pizani, los designados Rectores Francisco de Venanzi de la UCV, Pedro Rincón Gutiérrez  de la ULA y el Dr. Edmundo Chirinos, antes Representante Estudiantil, al lado de las esperanzas que se iniciaban con una Universidad Autónoma, “creadora de conocimientos y técnicas, taller de acción positiva, de  pensadores libres, asesores de la industria,  consejera de estadistas, que integrara al campesino y al obrero como parte del engranaje nacional”, empezaron    a llamar la atención sobre el riesgo de  la formación de hegemonías y de oligarquías dentro de la Universidad; del financiamiento púbico total que abriría  una brecha  para la presión gubernamental y la aparición de lo que se llamó el “administrador de gasto”, que cuando se le agota el financiamiento se paraliza;  de la inamovilidad de los profesores con el riesgo de creación de vicios y  conductas que enfermaran  a la universidad, de la partidización y sectarismo de las agrupaciones políticas.

Con estas esperanzas y riesgos, los primeros rectores  Drs. Francisco De Venanzi de la UCV, Pedro Rincón Gutiérrez de la ULA, Antonio Borjas Romero de LUZ y Humberto Guigni de la U C, asimilaron los principios fundamentales de la Ley de Universidades. Construyeron sus bases administrativas  y académicas en un ambiente de pensamientos diferentes, a veces encontrados  en la Universidad y en su entorno, con Pluralismo y Tolerancia.

 Amalgamaron una autoridad atomizada y dispersa en las restantes Autoridades Universitarias y Decanos provenientes de grupos políticos diferentes y rivales, haciéndolos compartir, en una mezcla de relaciones personales amistosas, institucionales y de intereses comunes,  la dirección  consensuada, imposible unánime, de la Universidad  Autónoma.

También  comprendieron a la Universidad como una comunidad de intereses espirituales,  creadora y transmisora de conocimientos, para la trascendencia del hombre y para el desarrollo nacional,  al actuar en favor de todos por igual como una gran familia, al estilo de   un  “pater familiae”. Familia donde no  había un contrato de relaciones entre padres e hijos, sino la misión de la institución, y sin imponer  jerarquías, reglas de poder, disciplinas ni obediencias debidas, sino una autorictas aceptada por su categoría de sabio y   ciudadano y su fuerza moral e intelectual reconocida y validada.

Con el devenir del tiempo, tal como lo señala el Dr. Ernesto Mayz Vallenilla y otros,  creció exageradamente el número de universidades, se creó una burocracia académica que “se convirtió en fuente de negociaciones electorales porque  los grupos manejan los recursos de la docencia, investigación, extensión, los viajes y premios”. Se generó  una rígida organización  académica con un  aislamiento no sólo  entre Universidades como residuo medieval; sino entre sus Facultades como herencia   napoleónica, y dentro de estas, sus Escuelas, institutos de investigación y Centros, sin un   ente superior que los coordine basado en la Autoridad Académica e Intelectual. “Cada universidad  tiene sus programas y currículos separados por su autonomía y su autosuficiencia”, “da valor a sus planes, y si  proceden de otra, hay que realizar equivalencias y reválidas”. “La cátedra y la asignatura se enseña de manera diferente entre departamentos y escuelas de una misma Facultad, desconectadas como lo son  también los profesores. Facilita el “especialismo”. “El profesor no enseña lo que investiga,   porque  esta función de investigación sólo ha escondido su bajo número de clases”.

Para mayor complicación,  en la Universidad Venezolana  coexisten críticamente,  los modelos colonial de cátedras, profesor sabio,  memorización, libros,  apuntes; napoleónico de Facultades docentes conectadas sólo con las respectivas profesiones;   el alemán filosófico y científico con resultados parciales, y el cordobés  con  una gran atomización de la autoridad,   con Autoridades, Decanos, Representantes Profesorales,  Estudiantiles y Egresados electos por fracciones que solicitan para sí solidaridad primaria.

NO  HAY AUTORIDADES

El ambiente fundacional de la Universidad Autonómica de 1958 se desvaneció. Se deslució la Autorictas. Desapareció el pluralismo y la tolerancia.  Provocó  un  vínculo débil de la autoridad  del Rector con otras autoridades entre sí y con las dependencias y representantes: Decanos,  Representantes Profesorales y Estudiantiles,  electos por partidos o grupos.

En ausencia de la Categoría de  una  Autorictas Intelectual y Académica reconocida y acatada, se  ponen en juego     mecanismos de anti poder o anti autoridad, que  no son efectivos y paralizan a la Universidad, ya que  la autoridad se despliega   parcialmente,  y se vuelve temerosa y reactiva, e instala el autoritarismo, inconveniente e inútil.

NO HAY ADMINISTRADORES

LA ADMINISTRACION DE LOS ASUNTOS POR EL CONSEJO UNIVERSITARIO

Ahora, hay administradores de gasto. El Consejo Universitario es el máximo órgano de administración política, académica, organizativa y financiera – presupuestaria de la Institución, que ahora carece de  legitimidad,    representatividad, democracia  y renovación  periódica.  Dedica gran  tiempo y esfuerzo en asuntos de poca trascendencia. Administra una rutina,  no la planificación,  el destino ni la renovación de la Universidad. La desaparición del funcionamiento del Equipo Rectoral aumentó la dispersión y la contradicción de las decisiones, por supuesto, su tardanza o su incumplimiento.

La revisión de Actas del Consejo Universitario en varios períodos,  señala:

Las materias de la Agenda del Consejo Universitario son en orden decreciente:  Materia financiera, Designaciones y Nombramientos, Lectura de Informes,  Consultas y Opiniones  de distinta naturaleza; Solicitudes, Peticiones, Autorizaciones y  Permisos; Concursos y sus conflictos; Evacuación de consultas al Consejo Universitario; Decisiones sobre contratos de distinta naturaleza; Discusiones de Reglamentos y Normas, en algunos casos, interminables e inconclusos; Distribución de material de distinta naturaleza. Los asuntos inclasificables y urgencias  ocupan  gran proporción de la actividad  del Consejo Universitario, con  discusiones profusas y repetitivas sobre asuntos casuísticos.

Los asuntos transcendentes se tratan muy esporádicamente y como materia extraordinaria, y sin tener además control sobre la aplicación de las decisiones. Mucha materia importante se trata por vía del Informe de Autoridades, lo que crea confusión, sorpresa y desagrado. Hay una limitación del número y duración de las intervenciones, pero  hasta un 7 % de  materia  se pospone.  Un 19% de las Comisiones o Consultas solicitadas  no se cumplen.  Un 63% de las consultas solicitadas a las Facultades no se expiden oportunamente o no se responden. Un 33% de las decisiones del Consejo Universitario no se cumplen o se cumplen parcialmente. Hay un 5 % de decisiones diferentes sobre el mismo asunto. Hay 9% de decisiones dobles sobre el mismo asunto. Hay decisiones que no dejan ni siquiera secar la tinta para ser revisadas

LA ADMIISTRACION DE LOS ASUNTOS POR LAS AUTORIDADES

Al revisar las Agendas de las autoridades en varios períodos también, cada Autoridad en su carácter de Administrador, ocupa su tiempo de trabajo en una  rutina  de la   siguiente manera:

40%  a procesamiento de información de distinta naturaleza, procedencia,  y diferentes medios.

40% lo dedica a viajes, actos y ceremonias institucionales o no.

 15% lo dedica a conocer, no a resolver crisis de distintas naturaleza y ubicación.

5% lo destina al análisis de las funciones de su cargo. Estas tres primeras  funciones eclipsan a la cuarta.

Es menester decir, que   estos Administradores Universitarios dedican más allá de las jornadas  normales de trabajo a la Universidad, lo que le produce cansancio y agotamiento, pero su eficiencia es muy baja, y la mayoría de las tres primeras ocupaciones liquidan a la cuarta. La Universidad a la deriva

Es dable pensar en Una Universidad: Dos Modelos,  para separar, definitiva y coordinadamente las funciones académicas de investigación y docencia, de las  administrativas, es decir, el modelo científico y docente del modelo administrativo o cordobés. Recuperar el sentido de Universidad como comunidad  dirigida por la Autorictas, y no por Administradores,   con  condiciones intelectuales, académicas,  morales y cívicas.  El Rector no es un gobernador. Debe ser un sabio conductor de una Universidad de investigación, y secundariamente docente por derivación de lo primero. Debe residir en él, una posición y una categoría intelectual indudable. La Autorictas no debe ser sólo la facultad para regir y gobernar a la institución.  Será  una representación de la sublimidad, de los roles y destino de la Institución. Una  imagen de la perfectibilidad universitaria, no de su decadencia.

Dr. Roberto Rondón Morales, Individuo de Número Sillón 20.


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