Por: Dr. Eleazar Ontiveros Paolini
Primer Vicepresidente de la Academia de Mérida.
AÑORO
He tallado con premura
En los meandros del pasado,
Los días que con tu ternura,
Mimabas mi pecho acongojado.
En tu regazo pleno de tibiezas
Vivificaba todas las ternuras,
Se soslayaban las tristezas
Y huían de mí las desventuras
Añoro, ahora que estas lejos,
Tú presencia indispensable,
Tu cuerpo reflejado en los espejos
Mostrándome tú todo deseable.
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QUIERO
Quiero tener entre mis manos
La miel de tu dulce maravilla,
Asirla con ardores de veranos
Sin dejarla regresar a la otra orilla.
Quiero sudar el mapa de mí piel
En los poros anhelantes de la tuya,
Precipitando mis ansias en tropel,
Cual potro que la carrera no rehúya.
Quiero la ansiosa conjunción,
En la elegía de las eclosiones,
La similitud articulada en la pasión,
Ardor mutuo de las sensaciones.
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DESECHA
Desecha tus tantas aprensiones
Y endulza a mis sentidos ruegos.
Prometo que solo habrá canciones
Entonadas con la solidez de los apegos.
Que tus ojos puros, de límpida mirada,
Alumbren los recodos de mis ansias,
Moldeen los ímpetus de mí morada
Y su canto de luz demore las distancias.
Déjame sin restricción alguna,
Dormir en tus sueños de azucenas,
Ir con ellos a la quietud de la laguna
Para diluir el espectro de mis penas.
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ME DA PENA
Me da pena no poder besar
Las flores curvadas de tus labios.
Tengo que conformarme con rosar
Tus mejillas de rosados sabios.
Apena ver la figura de tu cuerpo
Sugiriendo sobresaltos de lo ignoto,
Esparciendo el humus de su huerto,
Por poros sedientos de saber remoto.
Tengo pena de tu irte día a día,
A otros brazos que ávidos seducen,
Febriles hasta la dulce melodía
En que dos cuerpos a uno se reducen.
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HASTÍO
Saturado del hastío de tu ausencia,
Bebo en las trinitarias tus colores.
Ellas me recuerdan tu presencia,
Mimándome en el lecho de sus flores.
Deseo tus cantos de aceituna,
Entonados en incienso sin contorno,
Sabiendo que no habrá ninguna
Otra, de quien anhele su retorno.
Ya mi almanaque de tenaz invierno
Espera me enjuagues con tu brisa,
Y me llenes con ternura de lo eterno,
Mansamente, sin ninguna prisa.
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EN ESTA NOCHE
En esta noche de luna derretida,
Más se oscurece mi vida desolada.
Recuerdo el sinsabor de tu partida
Al interior de tu vida enajenada.
Ya la miel compartida del panal
En que los sueños se forjaron,
Se hizo mistura de argamasa y sal,
Infamando lo que antes arraigaron.
Quiero otra vez la vieja luna llena
Y el cobijo de su caricia luminosa,
En donde el sentido de la vida plena,
Sea almíbar con aroma a pomarrosa.
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QUIERO IR
Vida, ensíllame el potro de venturas,
Quiero ir hasta lo ignorado de su esencia,
Deshacer de sus inhibiciones las costuras
Recostado en sus vergeles de impaciencia.
Alucinarán sus flores, trinaran las aves,
Con desmesura verterá su luz el sol.
Mis labios buscarán los tuyos, tan suaves,
Y juntos beberemos en cáliz de amor.
Sobre las alas de aquel viejo poema
Iremos a donde habitan las estrellas,
En donde danza el color de la diadema
Y se conciertan las sinfonías más bellas.
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HA LARGO TIEMPO
Ha largo tiempo que guardo tu aliento,
Desde que tus suspiros fueron solo míos.
Ha largo tiempo que con dolor presiento,
Que no reiré la dulce locura de tus desvaríos.
¿Te acuerdas cuando juntos navegamos
En la barquilla hecha con pétalos de rosas
Y que sin ninguna preocupación bogamos
Entonado el aroma de sinfonías primorosas?
¿Te acuerdas cuando bebíamos auroras
Huyendo por los ventanales de mayo,
Para oír el idioma sabio de felices horas
Sobre la hierba, tálamo de nuestro desmayo?
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EVOCACIÓN
Quiero que todos mis álgidos dolores
Se difuminen en el hálito del viento.
Solo espero la alegría de tus amores
Y auroras sin ningún presentimiento.
¿No ves acaso en mi pálido semblante,
Las ansias de una espera dolorida?
¿No ves acaso mi famélico talante
Sumido en tu cautivadora hechicería?
¿No te cuentan tal vez las mariposas
Que eres mi más cara y pertinaz visión?
Que se difuminan las sombras vaporosas
Al influjo lumínico de tu elusiva compasión.
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QUIETUD
Duermo en la quietud de los olvidos,
En huertos mustios de silencio cultivados.
Todo es sinuosidad de rasguños preteridos,
Hurgando en el apetito de apetitos anhelados.
Todo el dolor ha sido secreto macilento
Que ha visto sangrar con profusión las rosas,
Brotar raudos, sin limitación, los desalientos
Y ver grisallas en las pinturas más hermosas.
Me ha herido siempre una sed insatisfecha.
Se ha fatigado en el camino de los ideales.
Bebiendo albedríos he libado la cosecha
De apegos habidos en mis urgidos manantiales.
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LUZ
Relucen mudas las estrellas en los cielos
Olvidando los siglos de celeste persistencia.
Las miramos desde el fragor de los desvelos
Absorbiendo voraces su luz con insistencia.
Ellas han alumbrado tenaces, noche a noche,
Los trémulos caminos con prisa transitados,
Buscando que tu cuerpo, sin ningún reproche,
Sane la herida de los adioses no olvidados.
Me solaza contarlas tan lejanas y bellas.
Rememoro tu pecho palpitando con afán,
Rezando la dulce oración de la grosellas
Impresa con profusión en tu piel de celofán.
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INTANGIBLE
Quiero vivir tu amor en lo intangible
Sin que medie más palpe tu armonía,
Sin que nadie más piense que es posible
Hacerte en los diarios sueños compañía.
Quiero estar solo contigo en lo sutil,
Donde tus besos esparzan bálsamo ligero.
Quiero vivir sin pausa alguna en lo febril,
Bogando etéreo hasta un ir postrero.
Quiero tenerte en el albor de mis amores
Bebiendo miel en la fertilidad de mis anhelos,
Definiendo sin restricciones los ardores
Que me ruegan tus ojos que son cielos.
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LA DESPEDIDA
Su silencio quedo me llamaba
Desde los gritos interiores,
Diciéndome cuanto añoraba
El plácido sabor de tus ardores.
¡Ya no llames! ¡De mi desiste!
Siga el clavel derramado sus olores.
¡Es inútil!, en mí furor persiste
Haber hecho grisalla los colores!
Más no llevo la cabeza erguida
Ni hay soberbia o altivez.
Sólo quiero la decisiva despedida,
Borrando de mí toda avidez.
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RECUERDO
Algo triste en mi dolor florece
Desde que la cascada de tu vida,
Se hizo río proceloso donde perece
Lo forjado con codicia desmedida.
Hasta el mar, lejos de mis brazos,
Llevarás la cruz que con tu pelo hice,
Y el tatuaje de nerviosos trazos,
Calado en tu pecho que mí ser bendice.
Será inevitable mi presencia
Cuando el polvo cubra tu armonía,
Y transites el camino de la esencia,
Cantando mis recuerdos todavía.
15
MÁS ALLÁ
El medio del verdor inquieto, enhiesto
El araguaney muestra sus flores amarillas,
Diciéndonos que su sombra se ha dispuesto
Para vivir juntos del amor sus maravillas.
Recuéstate cariñosa en su tallo fuerte
Y yo haré lo mismo adosado a tu fervor.
Cantaré entonces la dicha de tenerte,
Seducidos en la entrega sin ningún temor.
Oye como de la selva llegan las tonadas
Y su fresca espesura nos habla de lo ignoto,
Vendrá entonces la luna con su luz pausada
Guiando el sueño hasta más allá de lo remoto.
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Oigo los pasos de su sombra
Queriendo volver al tálamo
Que noche a noche la nombra
Sabiendo que todavía la amo.
Pero es solo una quimera
Que acaricia mi existencia,
Tan suave como la vez primera
En que fundimos la inconsciencia.
Añoro su existencia pura
Con sabor a primavera,
A su alma sin herida impura,
Libando miel en cada espera.
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ANCLADO
Ciego ancle sin moderación
En su tenaz indiferencia,
Los tenues brotes de pasión
Sembrados en la adolescencia.
Sin embargo, no lo olvido,
Bebí en mi obnubilación
El dulce sabor de lo temido,
Aceptando la resignación.
A la luz de la distancia
Con la carga de los días idos,
De los recuerdos la constancia
Voy borrando en mis sentidos
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Sobre las alas de un tango
Quiero llevarte, preciosa,
A la sombra de aquel mango
En que fuiste generosa.
Vivir de nuevo el momento
En que se fue tu inocencia,
Cuando yo estaba sediento
De beberme tú presencia.
Aunque esté marchito el mango,
Y su sombra haya menguado;
Aunque no suene igual el tango.
He de sentirme para siempre amado.