Por: Dr. Francisco Febres Cordero Briceño
Discurso de orden pronunciado en la Academia de Mérida el 06 de noviembre de 2019.
Distinguidos miembros de la Academia de Mérida, con emoción y orgullo regreso a mi lar nativo, a compartir con ustedes unas reflexiones personales, sobre un merideño de rango universal, el Dr. Foción Febres-Cordero Díaz Viana. En su discurso de incorporación como Individuo de Número a la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, el presbítero Luis Ugalde, antiguo Rector de la Universidad Católica Andrés Bello, miembro de la Compañía de Jesús; institución con presencia en Mérida, desde 1628, con el Colegio de San Francisco de Javier; expresó que: “La Utopía habita en la casa de los políticos, de los juristas, de los sociólogos, filósofos y teólogos, pero como un fantasma que actúa en todas y las desborda, alimentando movimientos sociales con la ilusión de romper todas las cadenas y alcanzar la plena y definitiva libertad”…1 En la Mérida de los siglos XVIII y XIX, la sociedad, con el apoyo de sus audaces dirigentes, fue formadora de importantísimas instituciones. Para ilustrarlo considero que, es imprescindible destacar, tres importantes hitos históricos, que delinearon el acendrado carácter cultural de la ciudad merideña, estos son: la Erección de la Diócesis emeritense, en la Bula de Pio VI, “Magnitudo Divinae Majestatis”, el 16 de febrero de 1778; el Decreto, del Obispo Ramos de Lora, por el cual se funda el Colegio Seminario de Mérida, el 29 de marzo de 1785, y por último el otorgamiento de título de Universidad a Colegio Seminario, el 21 de septiembre de 1810, por la Junta Superior Gubernativa de Mérida. Este último nombramiento constituyó, una de las mayores reivindicaciones de la ciudad de Mérida, tal como lo expresó, Lucas Guillermo Castillo Lara.2
Estos tres decretos fundacionales son señales claras de que, sin las transformaciones de la sociedad, sin la evolución constante de los pueblos, y en mi criterio, coincidente con el del Padre Luis Ugalde, sin la utopía puesta como norte, en los hombres audaces, del conglomerado social, no es posible, la materialización de las esperanzas de los hombres y las mujeres que conforman el estado.
Dentro de este marco teórico e histórico, brevísimamente esbozado, vengo a disertar sobre un caballero, hijo adoptivo de esta urbe, el Doctor Foción Febres Cordero Díaz Viana, quién nació en la Villa de Obispos, antigua provincia de Barinas, el 8 de diciembre de 1831 y falleció en la ciudad de Mérida, el 15 de abril de 1911. Su árbol genealógico fue prolijo, ya que sus bisabuelos fueron el Alférez Real, Don Antonio de Febres Cordero y de la Peña y Doña Bernarda Pérez y Padrón, los cuales tuvieron domicilio, en la ciudad de Coro, Estado Falcón, desde 1748, donde se desempeñó Don Antonio, como Alcalde Ordinario de Coro, Capitán de las Milicias Regladas y Alcalde de la Hermandad.3 De allí la razón, del nacimiento de sus descendientes, en San Félix de Curaridal, donde tuvieron propiedad inmueble, los ancestros citados, población ubicada, en las cercanías de la antigua ciudad de Coro. Este Matrimonio fue el fundador de la familia Febres Cordero en la América.
Sus estudios universitarios y su domicilio: La fama de la Mérida culta, se hizo fuero atrayente, para muchos jóvenes, ávidos del saber, en los últimos años del siglo XVIII, e inicios, de la centuria siguiente. Es un principio en la sociología jurídica, que la familia, es la base del entramado social. Recasens Siches, ilustre sociólogo, expresó que “La familia regula las conductas conectadas con la generación”. Y recuerdo además, que la Asamblea General de las Naciones Unidas, al Proclamar la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el 10 de diciembre de 1948, también afirma que: “…La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad…” y agrego, que ella es el motor de transformación de la sociedad.4 Así que se hace preciso destacar, la influencia que tuvo el Doctor Foción Febres Cordero, de sus familiares, para iniciar sus estudios y obtener el Título de Doctor, haciendo vida en la ciudad cordillerana. En la muy ilustre casa universitaria, recibió el título de Bachiller en 1849 y el de Doctor en Derecho Civil, el 30 de diciembre de 1855.5 En este punto es interesante resaltar, los lazos de parentesco del Dr. Foción, mencionando a los primos que también estudiaron en Mérida, antes de su llegada a esta capital; fueron estos: Esteban Febres Cordero Oberto, natural de los Puertos de Altagracia, población del Estado Zulia, de quien dice Don Tulio Febres Cordero, lo que sigue: …“ Este notable jurisconsulto, fue el primero que recibió el Doctorado en Derecho Civil, en la antigua Universidad de Mérida, hoy los Andes”.6 Dicho Título lo obtuvo en 1827. Y a Joaquín Francisco Febres Cordero Oberto, nacido en San Félix de Curaridal, población del Estado Falcón; quien logró el Título de Bachiller en Filosofía, en 18197 Siendo de interés mencionar, que el progenitor del Dr. Foción, Don Antonio Febres Cordero Oberto, nacido también en San Félix de Curaridal, estudió Filosofía, en la reputada casa de estudios, de 1808 a 1810.8 De allí que no hay lugar a dudas, del ejemplo familiar, en el Doctor Foción Febres Codero, para prepararse y formarse académicamente en Mérida.
El Patriarca de las Letras de la Cordillera, Don Tulio, refiere como fecha más remota, de actuación en Mérida, del Doctor Foción, el año 1849; cuando obtuvo el título de Bachiller9. Desde esta fecha su labor intelectual fue ininterrumpida, hasta su muerte. De aquí observamos y podemos concluir, la importancia del lar para los hombres, pues se constituye en el asiento principal de sus negocios e intereses y plataforma sólida para el desarrollo personal y profesional, en el lugar, en el cual cumple con sus obligaciones y es sujeto, para solicitar el cuidado de sus derechos. Pero en mi criterio, para el hombre lo prioritario, es trabajar en procura del bien común de la comunidad, tal como lo hizo el Dr. Foción a lo largo de toda su vida.
Además de destacar la formación académica, es importante referir el marco político que vivió el Dr. Foción y la participación de su familia en el desarrollo de los primeros pasos de la vida republicana en Venezuela. En efecto, en 1847, el General José Tadeo Monagas asume la Presidencia de la República, dando inicio a la Oligarquía Federal, como bien lo refiere, Guillermo Morón, en su obra, Historia de Venezuela.10 Los diez años de gobierno de los hermanos Monagas (1847–1857) se convierten en dictadura. En el orden administrativo, imperó la voluntad del déspota y el 24 de enero de 1848, ocurre el oprobioso asalto al Congreso, por orden del mismo Presidente de la República. Acto de salvajismo sin precedentes. En este marco hago notar, que algunos miembros de la Familia Febres Cordero, formaron parte de la denominada Oligarquía Conservadora. Facción política que gobernó desde 1830 a 1848.11 Es decir, los gobiernos del General José Antonio Páez, el del Dr. José María Vargas, el de Andrés Narvarte y el del General Carlos Soublette. Don Antonio Febres Cordero, padre del Dr. Foción, fue miembro del Congreso Constituyente de 1830 y el General León de Febres Cordero, tío del homenajeado, Prócer Americano, fue importante protagonista, en la actividad política y militar de este periodo, en el cual se destaca, por su posición inequívoca, en contra de los militares, que apoyaron la revolución de las reformas y que obraron de manera funesta, para derrocar el Gobierno, del sabio José María Vargas; tal como lo que explica con claridad, Jesús Reyes Quintanilla, en la Biografía del Prócer General.12 Es de resaltar, que el Dr. Foción, fue un hombre, fundamentalmente profesional, académico, jurista connotado, que tuvo como norte la educación y que no descuidó el elemento político de su quehacer personal. Veamos.
Su pensamiento político: En los primeros días de marzo de 1858, estalla en Valencia una revolución de conservadores y liberales, en contra del gobierno del Dictador José Tadeo Monagas y posteriormente, éste se asila en la Legación de Francia. Así lo escribe, Antonio Arellano Moreno, en su Guía de Historia de Venezuela.13 Para esa fecha, el Dr. Foción Febres Cordero, era un joven y destacado jurista, como bien lo refiere Don Tulio, en la biografía sobre su padre y expresa: “Fue Diputado por la Provincia de Barinas a la Celebre Convención Nacional, reunida en Valencia en 1858”.14 Y Ramón Darío Suárez, al respecto, lo complementa señalando en su libro, Genealogía de los Febres Cordero y Algunas de sus Alianzas, lo que sigue que “El Congreso Constituyente de Valencia en 1858, lo contó entre sus miembros más conspicuos, como Diputado por la Provincia de Barinas y allí, en aquel Cenáculo de la elocuencia patria, dejo oír su voz honrada y patriótica, no desmereciendo ante los fulgores de la elocuencia de Toro, Morales Marcano, de Espinel y de Rondón”.15
José Gil Fortoul, en su Historia Constitucional de Venezuela, adjunta la Constitución de 185816 y al leer esa Magnifica Carta Magna, se deduce, en verdad, que fue la primera Constitución Democrática de la República. En su Artículo Séptimo, dice textualmente: “El Gobierno de Venezuela es y será siempre republicano, popular, representativo, responsable y democrático”. En íntima concordancia con el Artículo Octavo, que reza: “El pueblo ejerce directamente la soberanía en las elecciones e indirectamente por los poderes públicos que establece la Constitución”. Y a su vez en intima conexión, con su disposición Octogésima Primera, que señala: “El Presidente y Vicepresidente, serán elegidos por votación directa y secreta de los venezolanos que estén en el goce de la ciudadanía”. De manera pues que, el Doctor Foción Febres Cordero Díaz Viana, fue hombre de pensamiento eminentemente democrático. Su formación como Doctor en Derecho Civil, en la Ilustre Universidad de Mérida, lo había consolidado, lo había enseñado, que la nación, debía enrumbarse, encaminarse, bajo el concierto de las naciones civilizadas y en pleno proceso de desarrollo.
Quiero resaltar, que, entre los venezolanos, quienes también suscribieron, este cuerpo de normas fundamentales, se encontraban, el Dr. Pedro María Febres Cordero Troconis, primo del Dr. Foción y el General León de Febres Cordero y Oberto, su tío.
El Rector, el Docente y su labor como Jurista: Gonzalo Picón Febres, en su libro, Nacimiento de Venezuela Intelectual, al hacer la relación de los Rectores que tuvo el Seminario de Mérida, la Universidad de Mérida y la Universidad de los Andes, escribió que Foción Febres Cordero, fue Rector en el período 1872 a 1875 y: “Doctor en Derecho Civil, Catedrático de Matemáticas, de Derecho Práctico y Leyes Nacionales, de Código Penal y de Procedimiento Civil y Criminal. Catedrático Benemérito. También Vice-Rector. Sirvió a la Universidad, con verdadero interés y patriotismo, desde 1853 a 1910, dejando a su fallecimiento, en el alma de todos sus discípulos, la más profunda y sincera estimación.”17
Para 1881, participa como representante por el Estado Mérida, en la Asamblea Constituyente de los Andes, cuya instalación y sesiones se celebraron en Timotes. La primera Directiva de esta Magna Asamblea, fue presidida, por el Doctor Foción Febres Cordero; el Doctor Santiago Briceño, su Primer Vice-Presidente, por el Estado Táchira y Juan Bautista Carrillo Guerra, su Segundo Vice-Presidente, por el Estado Trujillo. Mario Briceño Perozo, en su libro Don Juan de Trujillo, menciona la composición de dicha Asamblea.18 Es importante mencionar que dichos hombres, fueron tres, de los más importantes ciudadanos, de los Andes venezolanos. El Doctor Santiago Briceño, era merideño, ilustre jurisconsulto, ideólogo de la Revolución Restauradora, presidida por Cipriano Castro19 y descendiente del Dr. y Rector, Pedro Juan Arellano Belandría y Juan Bautista Carrillo Guerra, un prohombre, benefactor de su estado natal, Trujillo. Ahora bien, de tan Augusto Instituto, fueron promulgadas la Constitución del Estado, la Ley Orgánica del Poder Municipal, Código de Régimen Político, Ley de Papel Sellado, Ley de Rentas, Ley Sobre Demarcación y División Territorial, Ley Orgánica de Tribunales, Ley de Instrucción Primaria y Ley de Presupuesto.20
En fecha, 7 de julio de 2018, recibí del Doctor Román José Duque Corredor, la reseña biográfica del Dr. Álvaro Sandia, acerca del Doctor Foción Febres Cordero. Es verdaderamente acuciosa y sobresaliente la reseña, pues hurgando en la investigación, el Dr. Sandia, en el archivo de la Universidad de los Andes, en Volumen, relativo a Licencias a Empleados y Profesores, entre 1877 a 1909;21 se constata, que el Dr. Foción, en 1901, laboraba como Profesor en Derecho Mercantil y Código de Comercio y por el año de 1905, ya de avanzada edad, cargado de méritos y por ende de reconocimientos, designa al Dr. Gonzalo Bernal, para que lo sustituya, impartiendo dicha materia, toda vez que necesitaba operación de la vista y por ende, debía retirarse, de manera temporal, de su actividad académica.
Estas inmensas tareas en las que intervino el Rector, Doctor Foción Febres Cordero Díaz Viana, me hacen entender, que fue un verdadero Ius Positivista o Positivista Jurídico, habida cuenta, de que tal corriente fundamental, en nuestra vida jurídica, separa, rechaza, divide, una relación entre el derecho y la moral. Como señalan los estudiosos del Derecho, el Ius Positivismo es tan antiguo, como la misma ciencia del Derecho. El hoy homenajeado, era un estricto cumplidor y por ende apegado a la Constitución y a las Leyes, como bien se evidencia, del conjunto de institutos aprobados, en procura del bien común.
Conducta inquebrantable como Rector: Importante información suministra, el Diccionario de Historia de Venezuela, de la Fundación Polar,22 al mencionar el caos Gubernamental, el desorden Administrativo de los Gobiernos comprendidos en Venezuela, desde 1848 a 1876, lo cual se reflejó notoriamente en las dos Universidades Nacionales, para la época a saber: La Universidad Central de Venezuela y la Universidad de Mérida.23 No se enviaban los presupuestos requeridos y mucho menos los pequeños sueldos. Se agudizó profundamente la situación, durante el Gobierno del Autócrata Antonio Guzmán Blanco, quien, por Decreto del 21 de septiembre de 1872, decidió el cese de los seminarios y la entrega de sus bienes y frutos, a instituciones educativas nacionales y a institutos educacionales de artes y oficios. Honda preocupación y consternación hubo en Mérida, habida cuenta de que la Universidad funcionaba, en un inmueble del seminario, quedando sin sede, lo que ocasionó su traslado a una casa alquilada. Con toda propiedad recordaba Don Tulio, hijo celebre del Dr. Foción, que su padre estuvo a punto de sucumbir como consecuencia de la tenaz persecución.24 El autócrata Antonio Guzmán Blanco, consideraba a dicha casa de estudios, un refugio de los godos, sus adversarios. Precisamente, los años del ejercicio como Rector, del homenajeado, fueron terribles y una verdadera tragedia, pero Febres Cordero, con su actuación, se sobrepuso a la adversidad, no dejando sucumbir, a la hija predilecta de Mérida, su máxima casa de estudios; haciendo sus profesores grandes méritos e inclusive sus alumnos, para que se les impartiese la enseñanza pertinente.
Para reafirmar lo que he señalado, en cuanto a la situación de la Universidad de Mérida, en el gobierno de Guzmán Blanco; el Dr. Juan N.P. Monsant, quien también fue Rector de la Universidad de Los Andes, entre 1902 a 1909; citado por Rafael Fernández Heres, en su libro, La Instrucción Pública en el Proyecto Político de Guzmán Blanco: Ideas y Hechos; dice lo que sigue: “Lejos de ser atención por parte del Gobierno Nacional, fue víctima constante de una hostilidad sin tregua y blanco obligado a donde la funesta pasión de la autocracia dirigió sin piedad los tiros del encono y del odio profundo”.25
El Funcionario Público: No puedo dejar de indicar, que Foción Febres Cordero, para 1856, contribuyó como Secretario General de Gobierno de la naciente Provincia, hoy Estado Táchira, junto a su primer Gobernador Pascual Casanova. Fue Gobernador interino de Mérida en 1868 y como hombre público, actuó en la Secretaria General, tanto en el viejo Estado de Mérida y en el grande Estado de los Andes.26 En el ejercicio de la función pública, aun cuando lo desempeñó con sobrada honradez y eficiencia, no fue para él, su interés principal, como se evidencia, teniendo como fundamento, la inmensa labor educativa y como jurista.
La familia y la religión: La Lic. Nelly Josefina Hernández Rangel; quien labora en la Biblioteca Don Tulio Febres Cordero, es autora de un opúsculo, que tituló: El Discurso del Padre, en el Proceso sobre Don Tulio, de subjetivación, de Tulio Febres Cordero: Pautas de vida con una epístola. La intelectual para motivar su trabajo, se encaminó a la fuente, a una misiva, escrita por el Dr. Foción a sus hijos, carta que les escribe, con posterioridad, al fallecimiento de su esposa, cuyo deceso se produjo, el 26 de octubre de 1873. Georgina Troconis de Febres Cordero, fue madre de 11 hijos. Constituía en Mérida, el matrimonio Febres-Cordero Troconis, un pilar de la sociedad, por los códigos de ética y moral que profesaban. Por tanto, con toda propiedad, la autora del trabajo escribe cabalmente, lo que sigue: “El eje principal en torno al cual giraba la administración del hogar y la educación de los hijos era la madre, quien siempre estaba allí, para interpretar los códigos de conducta dados por el padre y mandamientos morales productos de la tradición familiar y cultural de la época. Al no estar presente la madre, el padre intenta a través de la carta citada, perpetuar en los hijos el culto, amor y obediencia a esa tradición familiar, a los códigos, normas morales y pautas sociales de la época”.27
Además, la Lic. Nelly Josefina Hernández Rangel, transcribe, un párrafo de la epístola, del Dr. Foción, para sus hijos y les dice: “Respetuosos con los mayores, atentos con todos. Que excuséis peligrosas diversiones y ociosas compañías. No salgáis de casa sino cuando la necesidad lo exija. Que hagáis el bien cuantas veces podáis y evitéis siempre el mal ajeno. Que conservéis el santo temor de Dios, freno de toda pasión y la devoción a María, fuente de consuelo en la adversidad, de templanza en la alegría y de tranquilidad en la conciencia en todo tiempo”.28
En síntesis, como padre, como progenitor, el Doctor Foción no trabajó en vano. Dejó para su posteridad a una respetable prole y destaco, por razones de brevedad, solo a tres, de sus distinguidos y excelentes vástagos. Don Tulio, uno de los más encumbrados intelectuales venezolanos, orgullo de la ciudad de los caballeros. Georgina, la hermana Georgina, fundadora de la Congregación de las hermanas de Santa Rosa de Lima y del Hospital San Juan de Dios en esta ciudad y seguro estoy de la influencia determinante de su padre, para abrazar la doctrina de Cristo.
Y, por último, a Antonio, abogado, poeta, escritor, autor del Himno del Estado Mérida.
No fue la casualidad, ni el albur, ni tampoco fueron las influencias ciudadanas, las razones para que, el Doctor Foción Febres Cordero Díaz Viana, fuese un hombre superior, el abogado de nota, el jurista esclarecido, el docente eficiente, el honesto demócrata y hombre público calificado. Su sobresaliente personalidad, su condición de hombre cultivado, fue el producto de la educación, que se tradujo, en el seno de su familia y posteriormente, sus estudios logrados, en el Colegio Carabobo de Valencia y en la Universidad de Mérida. Y en mi opinión, sin lugar a dudas, debe considerársele un eminente Prócer Civil, quien durante el Siglo XIX y hasta los inicios del Siglo XX, ocupó, lugar de preferencia para la construcción de la patria moderna, convirtiéndose en un adelantado del Derecho y ejemplo vivo de ciudadanía.
Consideraciones Generales: Tuve hace poco tiempo en mis manos, una obra, de las Academias Nacionales de Venezuela, cuyo título es el de Reflexiones y Propuestas para la Educación Universitaria, del año 2012 y en lo que atañe, a la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, le correspondió hacerlo, al jurisconsulto, Eugenio Hernández Bretón, hoy día, Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Monteavila, en Caracas. Comparto en toda y cada una de sus partes, su propuesta y de inmediato cito, lo que considero fundamental, así: “En Venezuela, hoy en día, enseñar Derecho representa un reto adicional al de las demás carreras. Cada día es más claro que el Derecho ya no es un medio para alcanzar la justicia, ni un límite al poder del Estado frente a la libertad del individuo, sino que está destinado a cumplir los fines de la “justicia revolucionaria…”29 y más adelante expresa: “La educación para la libertad, pero ética y responsable”.30 De manera pues, que es el hombre, el centro de la sociedad y es su educación y su cultura, la que están en juego. Si revisamos la Constitución de 1858, en la cual, el Doctor Foción Febres Cordero, afincó en mucho sus esperanzas de futuro; para esa Carta Magna, ya era el ciudadano, en mi criterio, la pieza fundamental de sus intereses. En ese cuerpo supremo de leyes, se declara abolida para siempre la esclavitud; los venezolanos tenían el derecho de expresar sus pensamientos y opiniones; de trabajar bajo la más amplia libertad de comercio; de ser juzgados siempre y cuando, el hombre fuese oído; su casa y sus bienes inmuebles respetados; en fin, entre otros tantos derechos allí contenidos; la persona humana, brilla y se destaca en la nación, hecha estado. Si bien es cierto, que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela vigente,31 amplía en gran medida, los derechos del ciudadano actual, en la práctica, se ha venido desdibujando, la fortaleza de los mismos. Por tanto, que las Universidades, no pierdan el camino de la verdadera enseñanza y que como dice Hernández Breton, es el ser humano, el alfa y omega del ordenamiento jurídico, eje central de los estudios del derecho y del análisis político. No será entonces el Estado y su justicia revolucionaria, la que prive, la que enerve a la democracia; será este sistema, el que inequívocamente labre los derechos del hombre y el de su familia, en un marco real de justicia.
Ahora bien, me atrevo a preguntar a esta distinguida concurrencia hoy reunida en esta noble academia: ¿Qué podría hacerse para honrar la memoria del Dr. Foción Febres Cordero Díaz Viana y preservar su presencia en las futuras generaciones merideñas? Respondo, de igual forma, como el Gobernador del Estado Mérida, Luciano Noguera Mora, cuando dictó decreto, el 12 de diciembre de mil novecientos sesenta y tres, ordenando, que se constituyese un Parque de los Escritores Merideños, en el tramo final de la Avenida Urdaneta, contiguo al Parque Ruíz Fonseca,32 es mi sentir más profundo y así lo solicito, que en tiempo oportuno, se planifique y construya, un parque en honor a los abogados merideños, que han sido siempre, timbre de orgullo de la ciudad de los caballeros y lo presida, el Doctor Foción Febres Cordero Díaz Viana. Esta propuesta es consecuencia natural de la Condecoración Dr. Foción Febres Cordero, instituida por el Concejo Municipal del Municipio Libertador para serle conferida, a los abogados, que se hayan distinguido en la Magistratura, en el Foro, en la Docencia y en la Defensa de los Derechos Humanos.33
Para concluir, debo expresar mi satisfacción, por haber podido discurrir, en la casa que le sirve de asiento a la Academia de Mérida, Institución Multidisciplinaria, de carácter autónomo, creada por Decreto, de fecha, 12 de octubre de 1992, de acuerdo con Fundacite y la Universidad de los Andes. Como bien lo recuerda, el Académico Dr. Álvaro Sandia, en su libro “Cumbres Merideñas”34 En esta casa del saber; en esta casona, llamada de los antiguos Gobernadores de Mérida, se atesoran bienes, patrimonio, orgullo del gentilicio merideño; aquí se exponen las ideas de libertad; se respeta al ser humano y con su labor cotidiana, se hace no solo la patria chica, se agiganta la patria grande. Les doy las gracias, por haberme permitido, expresar mis ideas en este recinto, a todos los académicos y a su Junta Directiva, en la persona de su distinguido Presidente, ciudadano Dr. Ricardo Gil Otaiza. Y por supuesto, al respetable y honorable grupo de ciudadanos, presentes en el Acto.
Señores.
NOTAS
- Luis Ugalde, S.J.: Utopía Política: Entre la Esperanza y la Opresión. Discurso de incorporación como individuo de Número a la Academia de Ciencias Políticas y Sociales. Publicación de la Universidad Católica Andrés Bello. Primera Edición. 2008.
- Lucas G. Castillo Lara: Mérida: La Ventura del San Buenaventura y la Columna. El Libro Menor. Academia Nacional de la Historia. № 86. Caracas 1985. Impreso en Venezuela por Italgráfica, S.R.L.
- Ramón Darío Suárez: Historial Genealógico de los Febres – Cordero y algunas de sus alianzas. Ediciones Euroamérica. 1969.
- Francisco Febres Cordero Briceño: Entre la Historia y el Derecho. Impreso por Talleres Editorial Miranda. Villa de Cura. 1991, página 67.
- Tulio Febres Cordero: Obras completas. Tomo III. Publicación del Ejecutivo del Estado Mérida. Impreso en Editorial Antares, LTDA. Bogotá. D. E., Colombia. 1960.
- Tulio Febres Cordero. Ibídem.
- Ramón Darío Suárez. Ibídem.
- Tulio Febres Cordero. Ibídem.
- Tulio Febres Cordero. Ibídem.
- Guillermo Morón: Historia de Venezuela. Colección Libros Revistas Bohemia. № 31. Tomo II. Impresión Corporación Marca S.A.
- Guillermo Morón. Ibídem.
- Jesús Reyes Quintanilla: Biografía del General León de Febres Cordero. Ediciones de la Academia Nacional de la Historia. 1984. Impreso en Venezuela, por Italgráfica S.R.L.
- Antonio Arellano Moreno: Guía de Historia de Venezuela. Publicación Síntesis Dosmil. Segunda edición. 1971.
- Tulio Febres Cordero. Ibídem.
- Ramón Darío Suárez. Ibídem.
- José Gil Fortoul: Historia Constitucional de Venezuela. Colección Libros Revistas Bohemia. Tomo III. № 96. La Oligarquía Liberal.
- Gonzalo Picón Febres: Nacimiento de Venezuela Intelectual. II Tomos. Impreso en Cooperativa de Artes Gráficas. 1939.
- Mario Briceño Perozo: Don Juan de Trujillo. Editorial Arte. Caracas. 1978.
- Carlos Delgado Duarte: Diario La Nación. Santiago Briceño. Un inmenso patriota y civilista. Ideólogo de la Revolución Restauradora. San Cristóbal. 10 de agosto de 1987.
- Mario Briceño Perozo. Ibídem.
- Álvaro Sandia: citas de archivo de la U.L.A. Volumen XCI. Relativo Licencias a Empleados y Profesores. 1877 a 1909.
- Diccionario de Historia de Venezuela. Fundación Polar, Segunda Edición. 1997. IV Tomos. Impresión Exlibris. Caracas.
- Fundación Polar. Ibídem.
- Tulio Febres Cordero. Ibídem.
- Rafael Fernández Heres: La Instrucción Pública en el Proyecto Político de Guzmán Blanco: Ideas y Hechos. Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. № 95. Caracas. 1987. Estudios Monografías y Ensayos.
- Tulio Febres Cordero. Ibídem.
- Nelly Josefina Hernández Rangel: El Discurso del Padre en el Proceso sobre Don Tulio de subjetivación de Tulio Febres Cordero: Pautas de Vida con una Epístola. Opúsculo Biblioteca Tulio Febres Cordero. Mérida.
- Nelly Josefina Hernández Rangel. Ibídem.
- Dr. Eugenio Hernández Bretón: La Educación en Ciencias Políticas y Sociales. En Reflexiones y propuestas para la Educación Universitaria. Academias Nacionales de Venezuela. Caracas, 2012. Impreso en Editorial Ateproca.
- Dr. Eugenio Hernández Bretón. Ibídem.
- Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Gaceta Oficial № 5453. Extraordinario. 24 de marzo de 2000.
- Parque de los Escritores Merideños. Centro de Historia del Estado Mérida. MCMLXIV. N 8.
- Álvaro Sandia. Ibídem.
- Álvaro Sandia: Cumbres Merideñas. Colección Valores Andinos № 2. 2017. Impresión Producciones Editoriales C.A. Academia de Mérida. Fundación Alberto Adriani.